jueves, 17 de julio de 2008

Preciosidades

Para compensar un poco el exceso naturalista del artículo anterior, vamos con un par de fotos de unas sandalias contemporáneas, con algunos toques étnicos, y elaboradas en finas y suaves calidades de cuero en tonos pastel: amarillo, naranja, lila. Un florón central de delicadas cuentas verdes y azules atrae la atención -por si no bastara por sus propios méritos - al arranque de los dedos y al empeine.
No se colocó esta foto en el genérico de las variaciones sobre un tema de thong-sandals por tratarse, evidentemente, de otra dimensión y de otra cuestión. Merecen, creo, una publicación separada y exclusiva, y eso es lo que estamos haciendo ahora. De acuerdo con la técnica habitual, presentamos un plano general, y un primer plano.



En este primer plano se aprecia hasta una rozadura en el borde externo del pie izquierdo, que aunque superficial, y posiblemente por eso, parece que debió de ser algo molesta antes de que se le olvidara a mi gloriosa odalisca que se le había producido esa heridita. He oido que esas heridas superficiales cicatrizan mucho más deprisa aplicando una pequeña cantidad de saliva sobre ellas.



La pedicura con esmalte plata no falla: simple pero sofisticada; no deja de ser un color claro aunque contundente. Es mucho menos sensible a pequeñas imperfecciones y desconchones que el inevitable rojo intenso, y combina no ya con muchos colores de calzado, sino también con muchos estilos, del sport más deportivo al vestir más formal. Disfrutemos la longitud de estas uñas, en especial las de los dedos gordos. Al acariciar esos pies, daba mucho gustito pasar el dedo por las puntas, justo en la frontera entre la carne y la uña.

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