jueves, 30 de octubre de 2008

Playa

Es grato ver y acariciar en una playa soleada y abierta unos pies cuidados, con bonitos esmaltes, o también au naturel, pisando la arena húmeda, o la arena seca, viendo evaporarse sobre su delicada piel las gotitas de agua del mar, dejando un recurso de una minúscula sombra de brillo salino. Cosas del verano. El autor de estas líneas, y posiblemente alguna persona de entre aquellas que lean estas líneas, disfruta más en una playa nudista o topless mirando cabizbajo los pies de las bañistas, y dejando de lado, casi despreciando, culos, pubis muslos, pechos, espaldas, manos y ciuellos, ojos y bocas, corvas y espaldas. Con tanta y tan buena materia prima para la imaginación y el deseo, es difícil elegir, pero hay que priorizar.



Un refresacante clásico veraniego para los primeros días: el esmalte rojo destaca el descalzo de primeros días de playa, y hasta combina bien con una piel no excesivamente bronceada; a medida que se va tomando color, el rojo va amoldándose a la piel morena.

Ya sacudida la arena, y convenientemente echada sobre la palmera caída, La Gata luce su fina tobillera de cadenita de oro, con sus uñas prudentemente largas, sin excesos, pero sólidas y contundentes.

miércoles, 29 de octubre de 2008

Naturalidad y reposo

Después del despliegue de fetiche y sensualidad del capítulo anterior, creo que es un buen momento para poner un par de imágenes de esas que inspiran tranquilidad, paz y reposo, las dos tomadas el mismo día.


Es esta foto un bonito estudio en el que ambos pies están desnudos, maquilladas las uñas en un discreto color marfil, o neutro, o crema, o leche, ése que en el Brasil llama renda. No hay más centros de atención que los empeines, los dedos, los tendones, y las uñas. El pie se adivina suave, sedoso, limpio, reción lavado como hace suponer la discreta toalla blanca del fondo.
El juego de sombras, usando luz natural y evitando ese monstruo que es el flash incorporado, ayuda a la evocación del efecto.


Otra de lo mismo. Ahora tras el fondo único de la toalla se adivina una colcha o sábana estampada, con toda seguridad de un hotel. Un pie cubre y protege al otro, uno le da base y apoyo, los dos se abrazan como si quisieran quedarse dormidos así, sin moverse...
Buenas noches, que duerma bien esta noche quien esto lea , y que sueñe con tener sobre la almohada de al lado de la suya unos pies parecidos a éstos, para poder quedarse dormido con ellos en la cara, sintiendo su perfume, su suavidad, su grata presencia...

Una Serie fuera de serie

Creo que en uno de mis primeros posts anunciaba con esta foto futuras ofrendas de una suntuosa sensualidad:


En efecto, no faltaba un solo detalle al gusto del buen fetichista: sandalias de plataforma, transparencias en empeine y tacón (de acrílico), uñas largas, encajes, piel discretamente bronceada, pulserita de tobillo y sortijita de dedo, de esas que da tanto gusto sentir bajo la lengua cuando estás acariciando con la lengua (que no exactamente chupando) los pies de tu paciente amada. Pero había más fotos en el archivo, toda una serie que en su día hice, y, como se indica en el título de esta entrada, es una serie fuera de serie.

Aunque perdemos de vista el tacón, ya examinando el pie izquierdo ganamos una cierta perspectiva y visión de conjunto. La excelente longitud de la uña del dedo gordo evoca todo tipo de situaciones que un aficionado puede imaginar. E imaginar bien...

Una bonita aproximación del pie derecho, donde se disfruta de un excelente visión de la pedicura en esmalte tono plata y de la sortijita de pie, también en plata de ley. Bonitos los brillos del acrílico y el veteado de la madera de la plataforma, así como el suave y delicado forro de badana blanca, sobre el cual los deditos de La Gata descansan como yo descanso en esas siestas que me echo con ella.


Ambos pies juntos, ofreciendo una delicada vista de conjunto.


De nuevo juntos, en el mejor detalle para disfrutarlos de cerca.

Y como plano general, ambos pies, y un mejor detalle de la sandalia.

Pues creo que esta es una manera buena de exponer las fotos, así en cada post damos una visita temática; habrá que saber alternar las fotos descalza con las fotos de La Gata calzada, los esmaltes rojos con los naturales y manicuras francesas, las plataformas con los tacones aguja, y las transparencias con los cueros. A ver si va saliendo, y todos tan contentos.

martes, 28 de octubre de 2008

Un olvido, y un par de detalles.

Revisando los archivos, he visto que me había dejado una foto de la colección de las sandalias de tiras. Es curioso, en esta foto, será por la posición, las uñas aparecen (o simplemente parecen) un poco más largas que en el resto del estudio. Está linda, no especialmente bien iluminada, es casi una fotos candid, pero hecha en casa, y hecha a tu pareja, y posando, y diciendo que se quede quieta un momento, y que se remangue el pantalón. La pongo aquí más que nada para que quede completa la colección, y que lo disfruten quienes las presentes vieren y entendieren:



Este era el olvido, pero aquí tengo una foto que particularmente me gusta mucho: es un detalle, una aproximación del pie derecho de la Gata mientras estaba acuclillada buscando alguna cosa. Se adivina el muslo, la nalga, mientras que el peso del cuerpo descansa delicadamente sobre los dedos. La pedicura es esmaltada en rojo, y las uñas no están -en ese momento- especialmente largas. No sé, me gusta mucho mirar la foto, y mirar otra que no puedo (por ahora) poner aquí, en la que se luce y destaca en su inmensidad el glorioso desnudo completo de mi chica, sus menudos pechos, su plano vientre, su largo, largo pelo...


Creo que sobran las palabras.

Aunque no se compara con la precedente, termino con otro detalle, bastante dentro de la línea -o enfoque- candid-casero con la que importuno a La Gata: el ángulo bien lo merece:

Para esa afortunada especie de los sole-lovers, para que imaginen todo lo que podrían hacer con lo que se ve, y on lo que no se ve, y con el otro pié, y...

sábado, 25 de octubre de 2008

Caderas

Una parte importante del físico de La Gata son las caderas. Cualquiera pensaría que las caderas no son más que algo a mitad de camino entre los muslos y la cintura, pero en la deliciosa caricatura de la feminidad desempeñan un importante papel.





Pues cuatro bonitos detalles para hacernos compañía y para darnos un poco que pensar. Que las disfrutemos.

Sandalias de tiras

Todo un clásico del fetichismo del pie son -y han sido, y serán- las sandalias de tacón alto y de finas tiras de cuero; hasta las que no saben y no entienden, cuando quieren dar el golpe, aunque sea en la boda de una compañera del trabajo, se ponen las sandalias de tiras. No se suelen hacer pedicura, y claro, la idea es buena pero no queda del todo rematada.


La Gata tiene unas cuantas (docenas) de sandalias de tiras, aunque lamentablemente no he tenido muchas ocasiones de inmortalizr sus linsas patitas. Vamos a poner unas cuantas fotos -aunque sean de archivo- para que se vea que después de unas cuantas semanas de desatención, el blog surge y resurge con la fuerza de su Musa e inspiradora.

Con las presentes sandalias se puede disfrutar de una visión tan gratificante como completa de los deditos de los pies de su portadora. Adeviértase que las tirillase centran en el arranque del empeine, y quedan absolutamente sobresalientes los dedos. por cierto, que en esta foto puede advertore que fue tomada después de un buen paseo, o al regreso a casa.

Se ven los pies un poco hinchados, tanto en los dedos como en las venitas del empeine. Están los pobrecitos como clamando por unas caricias y un buen masaje con aceites aromáticos. Sería mejor, antes que nada, enjugarlos con unas toallitas mojadas (del tamaño de esas tradicionales de bidé) de las que todo el mundo tiene que tener una buena provisión en el congelador. Tratamiento que puede ir precedido (o sucedido, que en estas cosas no hay un consenso) de idéntica aplicación de toallita, pero esta vez no sacada del congelador, sino puesta unos segundos en el microondas.

Ya analizando en detalle el calzado, se trata de un modelo relativamente sencillo, pues la piel está tratada en una textura natural nada de charol. Nada de vestir, menos aún de fiesta, pero con algunos detalles coquetos: el lacito casi imperceptible, el talón al estilo d´Orsay, en fin esos detalles que justifican la ambivalencia de la pedicura en esmalte plata, que es formal para el sport, y es sport para quine quiere ir muy de vestir. Muy correcto; las chicas no deberían salir de sus casas sin un frasquito de esmalte plateado en el bolso.

Vamos ahora con una conocida de primera época, pero ya con el reportaje completo: se trata de esa bonita sandalia de tiritas compuestas a su vez por un haz de tres tiras (más bien, cordones de ciero) en tonos viejos, lila, rojo, y oro; tacón -finito y cilíndrico- bastante alto, y...

Veamos: Se trata de un bonito par de sandalias, y un mejor par de pies; estas sandalias sientan muy bien porque se ven siempre muy bien amarradas, es decir, formando siempre parte del pie, pero saben mostrar la totalidad del arco, y del empeine, aunque velan seductoramente el arranque de los dedos, y solo cubriendo un poco el talón.

Acercándonos, para ver ese dios (o ese demonio) que se encuentra siempre detrás de los detalles, o dentro de ellos...

Vemos que el maquillaje de las uñas sigue en un tono plateado, pero esta vez es mucho más cremoso que metálico. Las uñitas de los dedos de los pies de mi mujer están en estas fotos adecuada y agradablemente largas, y se puede pasar la lengua por ese delicioso espacio que hay en la punta de los dedos, entre la uña y la carne. A mí me gusta hacerlo, pero creo que a La Gata le gusta también que se lo haga.

Una simpática pose de extensión, que permite disfrutar de la exhibición de tendones en el empeine, verdaderos protagonistas de este estudio....

Y para terminar, otra pose distinguida no exenta de sensualidad:
Vamos a terminar con unas sandalias muy bonitas, aunque para completar el modelo y el tópico de la sensualidad van a ser, esta vez, de finitas tiras rojas . Más exactamente, de cuerpo rojo y tacón negro brillante: atan al tobillo, y hacen sortijita en el dedo gordo. El resto, inexistente o invisible.

Interesante, y merecerá un detalle explicativo, la pedicura que lleva La Gata: de trata de una reelaboración de la french de toda la vida, aunque la punta blanca se dibuja, esta vez, sobre un esmalte rojo bombero. El efecto es atractivo y curioso, aunque cuando tienes esos pies dentro de la boca el efecto hay que buscarlo más bien en el recuerdo y en el deseo.

No está nada mal, ¿no?

Aquí se ve mejor el conjunto pulserita/sortijita de la sujección de la tiritas.

Y la french-pedi en todo su esplandor, claro.


Aquella época las uñas de mi chica estaban bastante largas, bastante para mi gusto, y bastante para el gusto de La Gata. Recuerdo momentos infinitos e interminables acariciando esas uñas, acariciando esos pies, besándolos, adorándolos: dedo por dedo, en el arranque de los dedos, lamiendo las plantas, las uñas, chupando sus dedos uno a uno o en discretos grupos...


La Gata estaba desnuda, completamente desnuda cuando le tomé esta foto, que pena que las demás fotos, en las que muestra su culito, su chochito, sus muslos, su espalda, su vientre, no sean -por el momento- publicables en este prudente, pudoroso y pudibundo blog...


Ya en esta fota La Gata estaba en biquini, preparándose para bajar a la piscina. Premio para quien descubra, o adivine, de quién es el otro pie que con esmalte rojo, más granate, más oscuro, se adivina en la esquina superior derecha de la foto.



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