domingo, 2 de noviembre de 2008

Un mismo zapato, dos versiones.

Hoy vamos a ver cómo una sandalia (por cierto ya conocida de alguna de las anteriores entradas) cambia bastante con el color del esmalte usado en la pedicura, así como también al combinarse con falda o con pantalón.

En fecto: ya conocemos este modelo de sandalia de base( o plataforma) de madera, y con un empeine en material transparente, fijado a la base con tachuelas. Creo que ya hemos comentado que a algunas personas no les resulta demasiado elegante que los dedos sobresalgan por delante de la suela de la sandalia, aunque en el caso que nos ocupan creo que geométricamente y estilísticamente, están al límite.

Un primer plano, donde gratamente se aprecia el buen trabajo de esmaltado; en este caso nos quedamos con las dudas sobre si se trata de un color rosa perlado, o de un perla rosado. De cualquier manera, estos deditos están para comérselos. El talón está precioso, sin una dureza, sin una grieta. Dicen que la saliva masculina tiene un efecto especial sobre la delicada piel de los pies femeninos, mejorando su tersura. Hay quien también comenta el efecto de choque en hidratación y nutrición que producen otros fluidos masculinos (no ha quedado suficientemente especificado de cuales se trata), y con toda seguridad esta afirmación es rigurosamente cierta.

No sólo de plataformas vive el hombre, también la visión (aunque sea fugaz) del tacón de una bonita sanadlia, y además, bien calzada, aporta una cierta senación profunda de tranquilidad y paz de ánimo, si bien es cierto que acompañadas de una profunda e íntima satisfacción.

Ahora ya aparece el otro pie, aportando al modelo o ejemplo que admiramos una casi perfecta sensación de proporción y simetría.

Cambiamos de tercio; ahora las bonitas pantorrillas de La Gata no están veladas por la espesa y áspera tela tejana de sus pantalones, sino simplemente acariciadas por el rastro, entre evaporado y absorbido, de una costosa crema hidratante con un suave y remoto perfume; la sensación y efecto de feminidad es, en este caso, multiplicada y mejorada por el inequívoco e inevitable recurso de esmaltar sus uñas con un esmalte rojo intenso. En este efecto curiosamente, el pie parece más desnudo; La Gata parece más descalza. Pero la sandalia se hace más obvia, más evidente. Trucos y secretos del mundo del calzado, del fetchismo del pie.

Bonito plano general...

Pero donde esté un buen primer plano...

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